viernes, 17 de enero de 2014

DUNAS



Tu piel de arena fina pronuncia mi nombre cada noche,
y yo anhelante de un lugar donde cobijarme te persigo en un océano de sombras.
Cuando monto mi campamento en medio del desierto abismal,
Sueño con tu piel de arena fundiéndose con la mía,
y es cuando me veo transitando con toda libertad tus dominios indómitos,
que me son ofrecidos como sacrificio de tu amor.
Camino aturdido por el deseo hasta que encuentro las dunas que forman tus senos
coronados por dos dulces dátiles que sacian mi hambriento cuerpo.
Una vez repuesto, sigo mi peregrinaje de penitente enamorado hasta encontrar un
oasis entre tus mulos de coral,
donde bebo de tu ambrosía hasta saciar mi sed,
y como recompensa a tu dulce hospitalidad,
dejo que mi lengua de espuma de mar borre cual ola los malos recuerdos que castigan
tu mente,
mientras mis dedos ágiles como corceles invisibles, cabalgan raudos por su cuerpo
 huidizo y cambiante hasta alcanzar la seguridad de sus cabellos sin estrellas. 

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